09/06/2018
La alarma saltó cuando la alcaldesa de Madrid, Manuel Carmena, sugirió la posibilidad de dar papeles a inmigrantes para que pudieran subirse al andamio ante la falta de mano de obra de la que se quejan las constructoras en la capital. Carmena rectificó poco después, pero dejó en el aire una pregunta: ¿cómo puede ser que falten albañiles en un sector que despidió a casi un millón de personas durante la crisis?
La respuesta no es sencilla, ni afecta solo a un sector. En las organizaciones empresariales aseguran que este problema se ha empezado a manifestar en todas aquellas actividades en las que entra en juego el uso de algún tipo de maquinaria. Sin embargo, el déficit de trabajadores se ha hecho especialmente llamativo en el caso de la construcción, ahora que el ‘ladrillo’ vuelve a despuntar y ha recuperado ya los niveles de actividad de 2012 (pese a que la ingeniería civil no acaba de despegar por las restricciones presupuestarias).
Tanto es así que sin llegar al extremo apuntado por Carmena, la anterior ministra de Empleo, Fátima Báñez, se comprometió con ella a nutrir al sector con nuevos trabajadores en colaboración con la Fundación Laboral de la Construcción y dio la clave de cómo hacerlo: con formación. Ahora, la nueva ministra de Trabajo, Magdalena Valerio, tendrá que recoger este testigo.
Formación porque lo que no encuentran los constructores ni otras industrias son trabajadores suficientemente instruidos. “No todo el mundo puede subirse a un andamio”, apunta un empresario del sector.
Mientras hay una proporción adecuada de titulados universitarios (arquitectos, aparejadores, etc), que suponen entre el 30% y el 40% de los trabajadores en esta actividad, sin embargo hay una “alarmante carestía de profesionales a pie de obra con cualificación oficial”, según un reciente informe de la Fundación Laboral de la Construcción, que integran sindicatos y patronal.
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