El estancamiento del número de viviendas rehabilitadas avala el fracaso de las ayudas

06/04/2018

El Plan de Vivienda 2012-2016 (que en 2017 se prorrogó) fue presentado en su momento como el programa de ayudas más potentes para impulsar la rehabilitación y el alquiler. El Gobierno del PP lo elaboró entonces convencido de que con el parón decretado en la obra nueva tras estallar la burbuja inmobiliaria, era imprescindible incentivar que hogares y empresas pusieran en marcha obras de reforma de sus edificios y casas para sujetar de algún modo la sangría de empleo en la construcción.

Sin embargo, muy poco tiempo después y visto cómo evolucionaron año tras año los visados para obras de reforma o rehabilitación, se pudo constatar que las subvenciones incluidas en el plan no fueron suficiente revulsivo.

De hecho, las estadísticas oficiales del Ministerio de Fomento que recoge la Confederación Española de Asociaciones de Fabricantes de Productos de Construcción (Cepco) muestran cómo no fue hasta 2014 y 2015 (ver gráfico), coincidiendo con la incipiente recuperación en el sector inmobiliario, cuando comenzaron de nuevo a repuntar los visados de rehabilitación tanto de edificios como de casas.

Desde entonces permanecen bastante estancados y bastante alejados de los máximos marcados en la serie histórica que arranca en el año 2000, lo cual quiere decir que las ayudas aprobadas en 2012 poco o nada han tenido que ver y los ligeros aumentos se deben más al regreso del crédito y a la mejora económica global.

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